Ya historia cierta, ya leyenda, todavía se pueden leer algunos documentos que hablan del enfrentamiento, allá por la década de 1820, entre Facundo Quiroga y Bernardino Rivadavia. Se cuenta que el segundo viajó a Inglaterra con el cargo de “Enviado Extraordinario y Ministro plenipotenciario de las Provincias Unidas” (un invento argentino) para montar algo así como lo que hoy se llamaría un fideicomiso. Esto es, conseguir dinero de inversores ingleses y franceses ( y ahí se le terminaban sus poderes) destinado a la construcción de infraestructura para extraer el oro (sobretodo) del Famatina, el célebre cordón montañoso que atraviesa La Rioja de norte a sur (o viceversa).

Represión en Chubut /captura de video enviado a elbirri.com

El rumor dice que tanto ruido en Europa puso en guardia al tigre de los llanos quien no iba a dejar que Bernardino pusiera sus garras sobre el terruño del caudillo. La lucha por el dinero, que es también poder, se había desatado. Los detalles se suman pero ya, a esta altura, creemos que con solo aportar uno más, daremos con el diagnóstico de ese mal tan endémico de nuestro país … si, ese que se nos cae de la boca.

Dicen que Rivadavia, instalado en Londres, difundió el rumor de que, cada vez que llovía sobre los cerros riojanos, el agua arrastraba hacia las casas de los vecinos pepitas de oro. Quienes hayan tenido la oportunidad de pasar, por ejemplo, por Chilecito (La Rioja), sabrán que los ríos que bajan de la montaña al valle tienen un color dorado llamativo; de ahí a que sea oro existe una distancia incierta y sideral; de hecho no lo es.

Y estos dos “próceres” olieron la dudosa fragancia de los billetes.

Todavía se pueden ver las estaciones abandonadas (explotadas hoy turísticamente) de la vieja mina La mejicana que va escalando hacia la cima buscando aquellas míticas riquezas. Chilecito no luce como Dubái ni mucho menos, y por suerte sigue siendo una tierra de cultivos. De hecho, el mismo pueblo de Chilecito echó a la Barrick Gold en 2007 y rechazó la megaminería a cielo abierto de Osisko en 2011 a través  de la Asamblea de ciudadanos por la vida, hartos del manoseo estatal y de la avaricia transnacional.

Esto que fue redactado aquí es solo una de las tantas amargas perlas extraídas de nuestra historia y que mucho dice de cualquier tipo de extractivismo (siempre de base colonial).

Hoy, Chubut arde. La ley «XVII N° 149» que fue promulgada a través del Decreto 1285/21 por el gobernador Arcioni, establece con el eufemismo “diversificación productiva”, una nueva herramienta para el saqueo.

Desde este colectivo llamado El Birri les invitamos a buscar alguna ciudad, paraje o comunidad de nuestro suelo o de Latinoamérica que haya sido bendecido por los frutos de las prácticas mineras. Solo encontrarán pueblos abandonados, deslaves, agua contaminada, tierra erosionada, suelos salitrosos; todos pasivos ambientales de un negocio multimillonario que nunca fue pensado para el pueblo.