Cuando la estación de trenes Central Argentino (luego estación Mitre, luego abandonada y luego recuperada por El Birri) ya se perfilaba como «la perla del sur», allá por los años 20 del siglo pasado, junto a hoteles transitorios, casas de material y almacenes de ramos generales nacía el primer club de fútbol de la barriada: el Club Atlético San Lorenzo.
Alrededor de las estaciones de ferrocarriles se expandió la ciudad, con su promesa de progreso tan férrea como las vías hoy agotadas. Y así sucedió con el barrio San Lorenzo, barriada que desde fines de siglo XIX creció a pasos agigantados bajo la influencia del ferrocarril.
Uno de los íconos barriales es el mítico club San Lorenzo*. Con 99 años de vida, sus glorias están atesoradas en las memorias barriales y es testigo de su época, de la pasión popular por el fútbol y de la cultura asociacionista y de clase obrera. Algunos testimonios que ya peinan canas nos cuentan que el barrio se llama así por el club, otros contradicen esto y afirman que el nombre del barrio es más reciente, que hace cien años se llamaba Sunchales.
Recuperar las memorias barriales difusas y fragmentadas es tejer los hilos de nuestra identidad colectiva, diversa y en tensión permanente.
Lo que sí es seguro porque consta en el acta de fundación es que un viernes 23 de febrero de 1923, en calle Amenábar al 3900, donde todavía el río Salado besaba con sus crecidas las puertas del rancherío que se expandía hacia el horizonte, nacía el azulgrana club San Lorenzo.

Un ex jugador y vecino que hoy integra la Comisión Directiva del club, el «Gallego» Utrera, recuerda que «el club se fundó el 23 del 3 del 23. Se llama San Lorenzo porque unos muchachones en San Lorenzo y Juan de Garay tenían una canchita y le pusieron San Lorenzo por la calle», luego mudaron la canchita al lugar actual entre Amenábar, Entre Ríos, Juan Díaz de Solís y Roque Sáenz Peña. «Entre esas cuatro calles estaba la cancha. Y el barrio se llamaba Sunchales. Se empezó a llamar San Lorenzo desde que fue la cancha y le pusieron club San Lorenzo. La práctica futbolística se hacía en la canchita y en el arenal. Se participaba en el torneo de la Federación Santafesina de Fútbol…», nos cuenta.
Su hermano, Pedro Utrera de 89 años, asegura que «tuvimos un par de clásicos muy importantes como San Lorenzo versus Nueva Chicago o San Lorenzo versus Central Centenario. Cuando se jugaban esos clásicos se llenaba la cancha a los cuatro costados. Por supuesto que antes no había tribunas y todos los simpatizantes alrededor de la cancha eran custodiados por escuadrones a caballo…».
¿Dónde han quedado aquellos clásicos importantes del fútbol barrial? ¿Sólo el trueque o el carnaval hoy logran convocar multitudes? La memoria evoca imágenes y es construida desde el presente con las estelas del pasado, suave espuma cristalina e impalpable que intentamos resguardar para convidar a las nuevas generaciones.
Continúa don Pedro: «en el club San Lorenzo jugaron grandes futbolistas, como Victorio Nicolás Cocco, que jugó en el gran equipo de San Lorenzo de Bs As y también vistió la camiseta del equipo nacional de fútbol. También Victorio Sasia, que jugó en Gimnasia y Esgrima de La Plata, Juan Martínez en Estudiantes de La Plata, mi gran amigo Orlando Roa Aliana que jugó en Francia y allí se quedó. Otro gran jugador fue el Demetrio Gómez, que le hizo un gol al Santos de Brasil de Pelé. Quien les habla también jugó en Colón de Santa Fe».
Antonio Ramírez, otro vecino y ex jugador azulgrana entrevistado para la ocasión, nos ofrece una puerta de entrada a la historia de la clase obrera santafesina porque rescata el papel de los trabajadores organizados desde abajo.
Por los años 20, las huelgas obreras eran tan permanentes como la represión policial. En el mismo año de la fundación del club San Lorenzo, el gobernador radical Enrique Mosca -quien luego fuera abogado de La Forestal- creaba la Gendarmería Volante, una fuerza parapolicial de persecución y represión obrera. Por eso, en ese contexto, la creación de un club de fútbol obrero y barrial era expresión de estrategias comunitarias de vida y goce popular.
Al club «lo sosteníamos los muchachos del barrio, todos trabajadores. Participábamos, refaccionábamos, hacíamos cosas en el club para que se mantenga, para recaudar fondos. Y así se mantenía, siempre sin fines de lucro. Imagínate que pasaron muchas comisiones directivas y toda gente del barrio. Mi viejo fue integrante de una de ellas…» , dice Antonio.
Entre tantas anécdotas, nadie nos contó quién hacía las tareas de la casa mientras los muchachos iban al club, pero sin dudas quedará la pregunta para una próxima nota. Pusimos el ojo en los trabajadores creando y manteniendo durante décadas el club barrial, institución deportiva con marcada filiación de varones de clase obrera. Pero nos quedamos pensando: ¿y las compañeras del barrio?, ¿habrán construido alternativas de encuentro y disfrute en los márgenes de la canchita?, ¿cómo serán sus huellas en este largo juego de gambetear el patriarcado?
La institución social y deportiva, como tantas otras, comenzó a ver su declive con el neoliberalismo, gran pandemia mundial que ataca el trabajo y la vida digna, desafía a la cooperación y la ayuda mutua, busca destruir la vida comunitaria, el asociacionismo y la organización obrera. Pero que, lo sabemos, también encuentra resistencias desde abajo…
Hoy el club «San Lorenzo» mantiene encendido el legado. Al equipo de seniors +40 que participa en la Liga Santafesina representando al club, se le suma una escuelita de fútbol mixta, apoyo escolar y la práctica de artes marciales. El Club Atlético San Lorenzo sigue siendo un espacio de encuentro y disfrute, de organización colectiva vinculado al deporte. Además, su carácter popular le obliga a la satisfacción de necesidades básicas: organiza semanalmente la copa de leche para 200 personas con el merendero «Los pibes del barrio» que es sostenido por vecinas y vecinos, amigues de la infancia vinculados al azulgrana**.
¿Habrá que empezar a organizar los festejos por los 100 años?
* Agradecemos a Pedro y Ricardo «el Gallego» Utrera, a Antonio Ramírez y Natalia Ramírez por sus testimonios para esta primera nota sobre el club San Lorenzo.
** Podés leer en EL PAPELÓN #5, de octubre 2020, una nota sobre el merendero que hoy funciona en el Club San Lorenzo.
Agradecemos las imágenes de su archivo personal al ex Pte. del Club, Daniel Castagnino.
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